Estimada señora directora:
Ante todo, quiero felicitarle por su nombramiento al frente del Instituto Valenciano de Arte Moderno. Le deseo una trayectoria llena de aciertos que incremente el prestigio de una Institución que constituye ya una referencia de primer orden en el panorama artístico nacional.
Quizá tenga ya noticia del revuelo que han provocado sus comentarios sobre el cómic en la entrevista concedida a Cartelera Turia. Profesionales del sector en sus distintos ámbitos han quedado muy sorprendidos ante su cuestionamiento del cómic como arte. Como sin duda sabe, se trata de un sector en auge tanto en su dimensión económica como creativa. Los autores españoles están muy bien considerados en el mercado internacional, la producción española es seguida con gran interés, se reconoce como innovadora-inspiradora y, en ciertos aspectos, hasta marca tendencia. Editorialmente constituye una parte nada desdeñable de la oferta editorial española y, contando editoriales, distribuidoras, librerías y autores y autoras, da de comer a unos cuantos miles de profesionales.
A pesar de su crecimiento en las últimas décadas los profesionales del cómic mantenemos estrecho contacto en foros, blogs, revistas especializadas o secciones en distintos medios. Le confieso que sus declaraciones han incendiado nuestras redes. Todavía conservamos la susceptibilidad por descalificaciones o minusvaloraciones sufridas en tiempos pasados. Su sugerencia de someter de nuevo a esta forma de expresión a examen de “nivel artístico” nos ha retrotraído a una época superada y han prendido indignaciones y furores reivindicativos.
Afortunadamente ni nuestro argumentario teórico ni nuestros posicionamientos conceptuales se encuentran tan desarbolados como hace cincuenta años. Hoy el cómic se enseña en la mayoría de las Facultades de Bellas Artes, grados de Historia del Arte, Facultades de Ciencias de la Información y también como metodología didáctica. Desde 2010 para acá vienen leyéndose un promedio de diez tesis doctorales al año solo en España, cada curso se realizan varios Congresos Internacionales y existen una cátedra de cómic en la Universidad de Valencia y otra en la de La Laguna. Varias revistas académicas y bien indexadas están especializadas en este tema. Los museos de Orsay, el Louvre, el Prado o el Thyssen publican sendas colecciones de cómic, no como recurso divulgativo sino como diálogo enriquecedor para su catálogo. Todo ello sin olvidar que el cómic es una forma de expresión “intermedia” en la que convergen lo plástico, lo literario y, de alguna manera, también lo teatral y lo cinematográfico. Estamos ante una auténtica encrucijada expresiva de riquísimas posibilidades y ante un desafío, todavía no resuelto, para la reflexión teórica.
De todas formas y como usted no ignora, el debate sobre lo que es arte y lo que no lo es hace tiempo que ha dejado de ser pertinente. Ya antes de Duchamp estos principios segregadores, jerarquizadores, a menudo prescriptivos han saltado por los aires. ¿Quién puede establecer hoy dónde termina la vulgaridad o, si se prefiere, la normalidad y dónde empieza lo sublime, en caso de que exista? En el arte convergen aspectos políticos, sociológicos, semióticos, estéticos, por supuesto, pero también rompedores, provocadores, revulsivos… Por ello hemos renunciado a zanjar una cuestión en la que la percepción subjetiva ya no se pliega a una imposible “autoridad experta”.
El IVAM participa, ya desde su espíritu fundador, de estos planteamientos como lo hacen todos los museos de arte moderno o contemporáneo. Una parte de sus fondos más emblemáticos, como los del equipo Crónica, recogen aportaciones directas del cómic y hasta consta en sus archivos algún cómic realizado por esta pareja de artistas. Valencia tiene una larga y muy rica tradición historietística y el IVAM ha sabido recogerla no sólo con exposiciones o intervenciones gráficas sino también con la adquisición de documentación de interés.
De sus declaraciones, señora directora, muchos hemos deducido que el porvenir del cómic en el IVAM quedaba, al menos de momento, comprometido. Sería una pena frenar la dinámica adquirida y, políticamente, parece imperdonable dar la espalda a un patrimonio tan rico, tan moderno y tan internacional como el cómic valenciano. Es por eso por lo que le pido -puedo decir, le pedimos- reconsidere su postura, en apariencia escéptica sobre el papel del cómic en el IVAM. Estoy seguro de que una confrontación guiada por alguno de los grandes expertos que tiene cerca le convencerán de la valía intrínseca de ese material que ahora cuestiona. Solo deseo que en un momento no muy lejano tengamos la ocasión de reunirnos en torno a un evento organizado por usted y donde reinen las viñetas. En cualquier caso y decida lo que decida, hago votos por que su nueva andadura esté llena de éxitos. Un cordial saludo.